Mario busca en el estudio su cámara de fotos, se la cuelga al cuello, sale del cuarto llega a la cocina y calienta un café en el microondas. Mientras, vuelve a la habitación y se tira bajo la cama, Romina lo mira curiosa, saca un trípode y un cuaderno de notas. Suena el ring del microondas, sale como puede de la habitación, coge su café y sale de casa apuradísimo con taza incluida.
Es lunes, invierno y llueve, Mario mete las llaves en la cerradura del coche y tira su material en el asiento trasero. Romina lo mira des del balcón, intenta encender su viejo panda y a la tercera lo consigue. Suena su móvil, en la pantalla lee: Isabella.
Isabella espera hace 20 minutos en el barrio del Born, lleva un paraguas rojo a juego con sus zapatos y un abrigo negro que le llega hasta los pies. Es la segunda vez que llama a Mario sin obtener respuesta, se desespera y decide meterse en un bar de la calle Picasso a tomar una café mientras espera.
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