Alfama

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domingo, 14 de noviembre de 2010

Isabella


Mario busca en el estudio su cámara de fotos, se la cuelga al cuello, sale del cuarto llega a la cocina y calienta un café en el microondas. Mientras, vuelve a la habitación y se tira bajo la cama, Romina lo mira curiosa, saca un trípode y un cuaderno de notas. Suena el ring del microondas, sale como puede de la habitación, coge su café y sale de casa apuradísimo con taza incluida.
Es lunes, invierno y llueve, Mario mete las llaves en la cerradura del coche y tira su material en el asiento trasero. Romina lo mira des del balcón, intenta encender su viejo panda y a la tercera lo consigue. Suena su móvil, en la pantalla lee: Isabella.
Isabella espera hace 20 minutos en el barrio del Born, lleva un paraguas rojo a juego con sus zapatos y un abrigo negro que le llega hasta los pies. Es la segunda vez que llama a Mario sin obtener respuesta, se desespera y decide meterse en un bar de la calle Picasso a tomar una café mientras espera.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Mario & Romina


Las gaviotas han llegado a Madrid. Mario como cada mañana lucha envuelto en su edredón para no quedarse dormido. Es difícil salir de la cama cuando la temperatura del piso marca 7 u 8 grados y Romina con su traje de pelo se ha acurrucado elegantemente entre sus piernas. Pero el despertador no perdona, sigue sonando, Mario, a veces, se lo imagina bailando sobre su cabeza con ese insaciable canto, no hay forma de darle esquinazo por lo menos de lunes a viernes... los sábados aunque descansa, suele poner el despertador a la misma hora que entre semana, cuando suena el despertador lo apaga, lo estampa contra la pared y se da la vuelta para seguir durmiendo, luego cuando se despierta lo mete dentro de una cesta de mimbre con el resto de trozos rotos y el domingo va al rastro y compra uno nuevo...


Mientras Mario se cepilla los dientes, los despertadores rotos se quejan por que se les ha saltado un muelle y piensan en manifestarse pero les da miedo un nuevo ataque, esta vez por parte de Romina que acecha desde la cama.